La fábrica de la Sociedad Anónima Cros situada en la ría del Burgo, dentro del término municipal de Culleredo (A Coruña), constituye uno de los ejemplos más notables del patrimonio industrial gallego. Más allá de su actividad original, se ha constituido como un referente en la memoria colectiva y en un elemento significativo en el paisaje inmediato.
A partir de la ubicación de la fábrica de producción de fertilizantes en los años treinta del siglo pasado, surge el proyecto de industrialización de la ría del Burgo, al modo de Bilbao, promovido por la Cámara de Comercio coruñesa, una idea que no llegará a materializarse.
A mediados de siglo se amplían las instalaciones, generando importantes transformaciones en el paisaje de la ría. La conexión directa con el ferrocarril, la generación de depósitos de materiales o la construcción de viviendas son huellas que permanecerán en el lugar, convirtiéndose en el testimonio del pasado industrial de la zona.
A partir de los años ochenta las instalaciones dejan de funcionar y la fábrica se abandona, empezando las demoliciones de las distintas estructuras. Con la pérdida del uso industrial, se construye una nueva urbanización con edificios de viviendas, centro comercial y zonas verdes. Parte de la fábrica permanece como ruina, y la gran chimenea, uno de los hitos más reconocibles de la Cros, se derriba. En 2008 se convoca un concurso para convertir las ruinas existentes en un centro cultural, ganado por el estudio de arquitectura Díaz y Díaz. De este proyecto solamente se realiza la descontaminación y consolidación estructural de las ruinas, quedando, de momento, sin uso, pero con una importante presencia en el paisaje. Un paisaje que hoy podemos leer a partir de los trazos, huellas y cicatrices dejadas por la fábrica, geometrías y geografías que nos permiten entender mejor nuestra historia reciente.
Comunicación realizada con Jaime García Sande y expuesta en las XX Jornadas Internacionales de Patrimonio Industrial «Geometrías, Geografías y Empleos» (Gijón, octubre 2019)